A simple vista parece un simbionte dentro de un laboratorio, esperando escapar para buscar un huésped como Eddie Brock y sembrar terror en la Tierra. Afortunadamente no es Venom y no veremos un enfrentamiento contra Spider-Man en la vida real. Se trata del ferrofluido, un elemento que juega un papel fundamental en la levitación magnética.
Como se habrán dado cuenta, el 2024 luce como el año del relanzamiento de la levitación magnética. Si bien es un método científico que existe desde hace casi un siglo, y que incluso se intentó aplicar en trenes desde principios de los años 70, es en la actualidad que comenzamos a ver iniciativas en las que la realidad se encamina a superar la ficción.
El ferrofluido es uno de los elementos que debemos comprender, para tomar magnitud de lo que nos espera el futuro de la aplicación de la levitación magnética.
Este elemento no es más que un líquido que contiene partículas de hierro diminutas. Creado por la NASA en los años 60, este material puede responder de manera única a los campos magnéticos, lo que lo hace ideal para aplicaciones de levitación y control de movimiento en distintos sistemas.
¿Por qué es importante el ferrofluido?
La importancia del ferrofluido en la levitación magnética, rige en como sus partículas se alinean cuando se coloca el líquido en un campo magnético. Su comportamiento es el de generar patrones visuales que pueden estabilizarse en formas específicas cuando el entorno es lo suficientemente fuerte
A este fenómeno se le conoce como inestabilidad de Rosensweig, un efecto que crea picos y valles en el líquido que reducen la energía total del sistema, lo que permite una respuesta controlada al magnetismo aplicado. Este comportamiento, además de darle estabilidad, ayuda a controlar su posición en aplicaciones de levitación, según explica un artículo de RSC Publishing.
De acuerdo con lo que explica Physics Open Lab, una de las aplicaciones más notables de la levitación magnética con ferrofluido es en dispositivos que buscan reducir fricción y desgaste.
Por ejemplo, al ser aplicado a superficies imantadas, el ferrofluido puede reducir significativamente la resistencia, permitiendo un deslizamiento casi sin fricción. Este efecto ha sido aprovechado en equipos de alta precisión y en mecanismos de sellado, donde es crucial evitar que las partículas del ambiente entren al sistema sin sacrificar movimiento,
Asimismo, este importante líquido ha potenciado el desarrollo de displays y sensores táctiles, donde sus propiedades de respuesta rápida permiten crear experiencias interactivas visuales.
La imponente capacidad que tiene de autoajustarse a los campos magnéticos hace que sea un componente clave en la robótica y en tecnologías de precisión, ya que permite manipular elementos en espacios muy reducidos o bajo condiciones que requieren mínima intervención mecánica.